Conocí a Ernesto Ojeda poco antes de invitarlo a participar en la exposición ‘Andalucía Rabiosa: voces más allá del imaginario Cañí’ (Sevilla, junio de 2016), que tuve el honor de organizar en el Espacio Sublima, en los meses previos al cierre de la singular galería de la calle Goles.

Dentro del ecosistema de la música experimental andaluza, Ernesto Ojeda aparece como una figura singular que entrelaza sueños, tecnología y tradición. Con una carrera que abarca desde la música estocástica hasta composiciones minimalistas para piano, Ojeda nos invita a un viaje sonoro donde cada nota es una exploración y cada sonido, un universo en sí mismo.

El siguiente texto surge de un intercambio de mensajes que mantuvimos entre Buenos Aires y Sevilla.

Los Primeros Ecos

La historia musical de Ernesto Ojeda está anclada en sus raíces familiares. “Mi tía-abuela era pianista, y la familia por parte de mi padre siempre tuvo predilección por la música”, rememora. Su formación comenzó en el conservatorio, donde alcanzó el grado elemental de piano. Sin embargo, su verdadero despertar hacia la música experimental surgió gracias a su hermano mayor, quien, con una curiosidad insaciable, llenó el hogar de sonidos diversos y vanguardistas.

Ernesto Ojeda actuando en la exposición "Andalucía Rabiosa: voces más allá del imaginario Cañí’ en Sevilla, 2016
Ernesto Ojeda durante la inauguración de la exposicón "Andalucía Rabiosa: voces más allá del imaginario Cañí". Sevilla, junio de 2016.

Referencias e Influencias

Ojeda describe su proceso de aprendizaje como una sucesión de etapas musicales. “He pasado por épocas de ambient, piano, y ahora estoy explorando el post-punk nacional con su aire ochentero”, explica. Sus influencias incluyen nombres como Alva Noto, Brian Eno, Terry Riley y Philip Glass, pero también podemos encontrar inspiración en experimentadores con electricidad como David Tudor, cuyas piezas para sistemas electrónicos en vivo redefinieron el concepto de performance musical, y Pauline Oliveros, pionera en el uso de sintetizadores analógicos y procesamiento de señales en tiempo real.

Ernesto Ojeda y David Tudor
A la izquierda Ernesto Ojeda y a la derecha David Tudor

El Caos como Método

En el corazón de su obra está la improvisación guiada por la aleatoriedad. Ojeda trabaja dentro del campo de la música estocástica, un enfoque que comparte similitudes con los experimentos de Iannis Xenakis, quien utilizaba principios matemáticos para generar sonidos impredecibles. “Me interesa crear sonidos con vida propia que evolucionen en direcciones desconocidas, pero siempre busco darles una estructura musical que tenga sentido dentro de ese caos”, comenta.

El Caos como Método

La relación de Ojeda con la tecnología es central en su práctica musical. Sus experimentos incluyen el uso de cortocircuitos en mesas de sonido para producir lo que denomina “música no-input”, un enfoque similar al del japonés Toshimaru Nakamura. También ha trabajado con sensores de luz y de distancia, desarrollando instalaciones interactivas que recuerdan las propuestas de Ryoji Ikeda y Carsten Nicolai, quienes han explorado la relación entre sonido, luz y datos.

Ojeda también traduce señales cerebrales en música mediante tecnología EEG, un campo en el que artistas como Lisa Park han hecho contribuciones notables al crear performances donde las emociones humanas controlan los sonidos. “La posibilidad de vincular el cerebro con la música abre un camino increíblemente personal y científico a la vez”, reflexiona Ojeda.

Proyectos anteriores y actuales

Un hito clave en su carrera fue su participación en ProyectoeLe, un coro de música contemporánea que fusionaba lo vocal con la electrónica. Su paso por este proyecto consolidó su interés en la interdisciplinariedad y lo preparó para liderar iniciativas como Improvisarios, un colectivo de música experimental que organiza eventos y promueve nuevas formas de expresión artística desde 2013.

Actualmente, Ojeda está inmerso en dos proyectos principales: un homenaje pianístico a un compositor olvidado y un disco-libro en colaboración con la escritora Laura R.C., donde graba música mientras duerme. Este último proyecto busca explorar los procesos creativos subconscientes, en línea con la obra de artistas como Éliane Radigue, conocida por su enfoque meditativo en la composición.

Ernesto Ojeda representa una visión singular en la música experimental andaluza, combinando tradición, innovación y una búsqueda constante de nuevas formas de expresión. Su obra no solo busca resonar en el presente, sino dejar una marca en el tiempo.

El legado de cualquier artista es que su obra se recuerde con el tiempo. Para mí, el piano es lo más importante, es mi verdadero sueño. Mi mensaje al público es que cualquier sueño puede cumplirse si uno se lo propone